Dickens en la Argentina (I)


Hace poco más de un mes fue el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens. Admito que es un poco tarde para publicar un post al respecto. Pero, por un lado, “más vale tarde que nunca”. Además, un par de días atrás, La Nación publicó “Mister Dickens y Sarmiento”, un artículo de Miguel Vendramin. Así que pensé en usar algún material que recopilé en febrero.

No voy a comentar nada sobre la importancia de Dickens en la literatura, porque no soy un experto en esa rama del saber. Tampoco voy a decir que sus historias son fantásticas porque debo reconocer que a veces no me he “enganchado” con sus libros (seguro que el problema era yo, aunque podría achacárselo a alguna mala traducción de mi infancia). Me referiré solamente a algunas cosas que encontré sobre unas antiguas traducciones de Dickens en la Argentina.

Salvo unas traducciones aisladas y poco conocidas (según parece, a cargo de Domingo F. Sarmiento, Eduardo Holmberg y —quizás— Carlos Olivera), las primeras ediciones de Dickens en la Argentina fueron las que publicó la Biblioteca de “La Nación”:
• 1902:
Las campanas y Casa desalquilada (The Chimes y A House to Let
, número 26 de la colección)
• 1903:
Cuentos de Navidad (incluye A Christmas Carol y The Haunted Man
, 104)
• 1905:
Días penosos (Hard Times
, 189-190)
• 1909:
El hijo de la parroquia (Oliver Twist
, 366-367)
• 1914:
Almacén de antigüedades (The Old Curiosity Shop, 593-594).
Traductor: Miguel Bartual
• 1915:
Aventuras de Pickwick (The Pickwick Papers
, 670-671). Traductor: I. Bonet
• 1916:
David Copperfield (697-698). Traductor: Gregorio Lafuerza

Como se ve, sólo se mencionan los nombres de algunos traductores. No he podido averiguar quién es “I. Bonet”; en cuanto a Bartual y Lafuerza, tradujeron varias obras de autores de lengua inglesa y francesa, sobre todo para la editorial Sopena de Barcelona; algunas de sus versiones castellanas se siguieron publicando hasta mediados del siglo XX.

Por lo que he podido ver, una colección llamada Joyas literarias volvió a publicar (Buenos Aires, 1922) la traducción de Las campanas que había hecho La Nación, pero sin indicar su origen. También pude comprobar que esa misma versión castellana la publicó una Editorial de Grandes Autores (Buenos Aires, 1943), eso sí: con una aclaración honesta: “Traducción de L. N.” [sic].

A partir de entonces, las traducciones hechas o publicadas en la Argentina se multiplican y sería muy largo detenerme en ellas.

En el próximo post sobre el tema, algunos comentarios sobre Dickens y Sarmiento.